Historia del Monasterio de San Pedro de Montes

El Monasterio de San Pedro de Montes, ubicado en un entorno único de gran belleza, es un monumento que ha resistido el paso del tiempo.

El aislamiento y lo sublime de su paisaje fueron los factores para que en el S VII,  un monje llamado Fructuoso, perteneciente a la nobleza visigoda, funde bajo la advocación de San Pedro un pequeño oratorio, pronto crecería y sería conocido en aquella época como el monasterio Rufianense, por un antiquísimo castro, el Castro Rufiano, situado en la ladera opuesta. Posteriormente, San Valerio, seguidor de San Fructuoso amplió las dependencias del incipiente monasterio y construyó un atrio. Suyas son las bellísimas palabras dedicadas a este lugar:

"Es un lugar parecido al edén, y tan apto como él para el recogimiento, la soledad y el recreo de los sentidos. Cierto es que está vallado por montes gigantescos, pero no creas por ello que es lóbrego y sombrío, si no rutilante  y esplendoroso de luz y de sol, ameno y fecundo de verdor primaveral. A este inmarcesible bosque le llamamos Dafne"

El monasterio queda deshabitado en algún momento del siglo VIII debido a las rafias musulmanas y no es hasta la llegada de San Genadio, en el año 895, que vuelve a recuperar la vida vida monacal bajo la orden de San Benit,. A partir del año 1040 el dominio monástico se expande por más zonas de León y de la vecina comarca de Valdeorras. Un siglo más tarde, el lugar elegido por San Fructuoso se convierte en uno de los conjuntos monásticos más importantes del Bierzo en cuanto a sus dominios. 

La Desamortización de Mendizabal en 1835 dejará vacío el lugar. Posteriormente un incendio convertirá al monasterio en un conjunto en ruinas, salvándose la iglesia, la sacristía y los recios muros del cenobio. La naturaleza comenzó a tomar posesión de lugar, dando hoy un aspecto de "ruina romántica" a gran parte del conjunto. En el año 2002 se empieza a recuperar y restaurar dependencias, como la cocina o la pesquera y en el 2017 se lleva a cabo la rehabilitación integral de la panda este del monasterio habilitando una zona para la recepción de visitantes,  salas para usos múltiples y un albergue.

Cada rincón del monasterio tiene una historia que contar, y estamos aquí para asegurarnos de que esas historias se escuchen y se aprecien. Estamos comprometidos con la historia de El Bierzo y la autenticidad, y cada visita es una oportunidad para compartir nuestra pasión por este monumento.